¿Qué tipo de escucha tienes? ¿Sueles escuchar con empatía o con simpatía?
Por Lydia Vidal. Ahora que hemos vuelto a las rutinas tras el verano, nos estaremos encontrando con amigos y compañeros con los que hablar de dónde hemos estado y cómo hemos pasado las vacaciones. Quizás hayamos vivido una experiencia difícil que nos gustaría “soltar” o quizá sean los demás los que necesitan sentirse escuchados.
El ser humano está diseñado para empatizar, nuestras neuronas espejo reciben lo que siente el otro, dónde está el otro, desde dónde nos habla. En ocasiones, sin embargo, nuestros juicios y nuestro interés por opinar y solucionar, hace que esas neuronas espejo funcionen «a medio gas».
La empatía pretende entender la mirada que está teniendo nuestro interlocutor sobre lo que le pasa y, sobre todo, conectar con la emoción con la que está viviendo esos acontecimientos o pensamientos.
Pero no siempre que escuchamos lo hacemos de manera empática, a veces, aunque el nombre despiste, lo hacemos de manera simpática… y eso es interponer una barrera. La simpatía es una falsa empatía. La simpatía impide la empatía: puesto que solo sentiremos y nos conectaremos con aquello con lo que «ya estamos de acuerdo».
Claves de la escucha simpática (falsa empatía)
- Es una escucha que se realiza con el objetivo de poder responder.
- Se escucha para dar una solución. «Bueno, no pasa nada mañana hacemos tal cosa».
- Se centra en las palabras, es una escucha intelectual, desde la razón, incluso cuando decimos: «te entiendo… te comprendo muy bien porque…»
- Quitamos impacto a lo que le pasa al otro, por ejemplo. Queremos hacer ver que entendemos tanto lo que le pasa al otro, que le decimos «no es para tanto».
- Insistimos en contar nuestra experiencia, quizás, desde dos creencias: «lo mío va a hacer que lo suyo se le pase» o «me está pidiendo comprensión y yo también la necesito» («Tú casi te caes, yo casi me mato»).
- Hablamos desde nuestra interpretación y modelo mental propio, dando el mensaje, además, como una solución: «yo viví algo parecido, lo que tienes que hacer es… eso lo arregló todo».
- Nos compadecemos: «vaya, pobre, qué terrible lo que me cuentas».
Claves de la escuchar con empatía
La empatía tiende a conectar y a comprender centrándonos en la emoción. El reto que tenemos como oyentes es primero entender y luego empatizar preguntándonos «¿cómo se está sintiendo nuestro interlocutor?» Para dar respuesta a esta pregunta es importante atender al cuerpo, al lenguaje y a la emoción.
Escuchar con empatía requiere aprendizaje. Tips que podemos practicar:
- Presencia. «Estoy aquí para ti y en ningún otro lugar». Por ello, si en ese momento no estamos preparados, pidamos unos minutos para finalizar lo que estemos haciendo y estar para el otro.
- Silencio (que no es estar callado).
- Prestar atención (al tono de voz, a la mirada) para sentir la emoción sin interpretar.
- Imitar y repetir el contenido que escuchas. «Sí, ya veo. Dices tal y tal cosa»
- Parafrasear el contenido: decir con nuestras propias palabras lo que está diciendo el otro. «Lo que yo interpreto es que, efectivamente, estás contando tal cosa»
- Reflejar sentimientos: «Escucho tu rabia», «te noto enfadada», «veo tu enfado por esto que dices».
- Legitimar la emoción: reconocerla, entenderla, darnos cuenta de cómo estamos cuando la recibimos y conectar con la misma energía.
- Hacer alguna pregunta para comprender el modelo intelectual y emocional del otro, lo que Daniel Goleman denomina la empatía cognitiva: ¿Y cuáles son tus pensamientos que te hacen sentirte así? Preguntas para indagar en la mirada que está teniendo el otro, se trata de practicar la empatía cognitiva para después ir llegando a la empatía emocional.
- Conectar con la necesidad de la persona cuando nos cuenta su historia: ¿en qué te puedo ayudar? ¿qué necesitas de mí?
- No solucionar. Darle al otro la posibilidad de diseñar su salida y no imponerle la alternativa que nosotros vemos. Relajar y espejar y no aconsejar, no minimizar y no resistir.
¿Te cuesta escuchar con empatía?
Cuando sentimos que nos está costando escuchar de forma empática, es decir, cuando nos ponemos a solucionar rápidamente, por ejemplo, nos podemos preguntar internamente cómo nos relacionamos nosotros mismos con esas emociones. ¿Las emociones sobre las que está hablando el otro y que no recibimos o que nos resultan incómodas, son emociones que nos permitimos a nosotros mismos en nuestra vida diaria?
Mirarlo así, puede hacernos conscientes de que, tal vez, no nos permitamos la rabia o la tristeza. Y darnos cuenta de esto, a su vez, nos puede abrir la posibilidad a hacer un cambio para darnos permiso para sentir todas las emociones. Entonces, como consecuencia, reconocernos todas las emociones sería un primer paso para dar entrada a la aceptación sin juicios de los estados emocionales de los demás.
Escuchar con empatía como soft skill
Escuchar así es una característica del liderazgo consciente, y es también una de las habilidades que desarrollan las personas que se forman en el Programa de Certificación en Coaching Ejecutivo, pues es una de las herramientas que los coaches emplean para el desarrollo de su labor en sesiones.
Además esta «soft skill» es un ingrediente clave para establecer relaciones efectivas en todos los ámbitos de la vida — personales, familiares y profesionales. Tener la capacidad de acompañar en la emoción a las personas que se comunican con nosotros es la forma de aparcar resistencias, evitar conflictos y de generar movimientos en beneficio de todas las personas en la relación, como decimos, ya sea personal o laboral, en equipo o en familia.